En el primer acto de esta aventura fotográfica, nos sumergimos en el mágico escenario navideño. Cada instantánea se convirtió en una ventana a la pura emoción de la temporada festiva. Las risas resonaban mientras Mario y su hermanan exploraban el mundo encantado que habíamos creado, y cada clic del obturador eternizaba la dicha efímera de la niñez.